La sed por el dinero de los poderosos agricultores de la palta está matando en vida a todas las buenas comunidades de las cuencas de los ríos Petorca y Pedregal, Región de Valparaíso, Chile. Sequía y saqueo. Hace 20 años cuando los ambiciosos del agro llegaron a plantar los paltos, les prometieron trabajo. Hoy ellos no tienen trabajo porque las máquinas los reemplazaron, ni agua ni plantaciones ni leche de cabritos para vender quesos; sus animales se mueren de sed y la emigración a la cuidad es un miedo que los acecha. Estoy indignado por las mentiras de los súperpoderosos, falsos emisarios de la muerte, codiciosos sin límites, dueños de los gobiernos de derechas e izquierdas, cuyos multimillonarios recursos económicos obtenidos a costa de los sacrificio de los más necesitados, terminan siendo apostados en el juego especulador de las bolsas de comercio del mundo. Yo no los voy a olvidar.
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